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En nuestro entorno, cada vez con más frecuencia hemos oído el término de TDAH, ¿Pero sabemos realmente de qué se trata, su significado y las consecuencias del mismo?
Las siglas TDAH hacen referencia al término de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Este término se comenzó a utilizar a partir del año 2001 cuando se incluyó en el DSM IV-TR (Manual diagnostico y estadístico de los trastornos mentales). Podemos decir que se trata de un concepto diagnostico relativamente nuevo, aumentando por lo tanto en los últimos años el número de niños y niñas diagnosticadas con este trastorno.
Se trata de un trastorno de conducta, que se inicia a edad temprana antes de cumplir los 7 años y se caracteriza por producir un deterioro clínicamente significativo que afecta a varias áreas de actividad de la vida de un niño/a.
Se da con más frecuencia en los niños que niñas y se estima que el porcentaje de niños y niñas que padecen este trastorno oscila entre un 4-10%.
Respecto a los síntomas de este trastorno, podemos distinguir tres grandes grupos:
Debido a los problemas propios de este trastorno, los niños y niñas pueden tener dificultades para el aprendizaje así como para el desarrollo del lenguaje, llegando en algunos casos al fracaso escolar por no poder adaptarse al ritmo que se les pide desde la institución escolar.
Lo más difícil y polémico a la hora de diagnosticar este trastorno, es saberlo distinguir de aquellas situaciones en las que el niño/niña tan solo es activo y enérgico (definitivamente un niño/niña)sin que presente otras alteraciones; o también, aquellas circunstancias en las que el niño/niña puede presentar algunos de los síntomas mencionados pero en realidad son consecuencia de otros factores como por ejemplo un ambiente familiar deficiente, abandono afectivo, falta de atención y cuidado por parte de padres y madres.
Pero este déficit o perturbación emocional, no sólo afecta a los niños/niñas, también se da en personas adultas y por ello, vamos a explicar en qué puede limitar la capacidad de conducción.
A la hora de determinar la aptitud para conducir de una persona es necesario comprobar que la persona conductora no presenta ninguna perturbación ni psíquica ni física. El TDAH está dentro del grupo de perturbaciones emocionales que pueden limitar la capacidad para conducir, de la siguiente manera:
Además de los efectos de la perturbación sobre la persona conductora, debemos tener en cuenta los posibles efectos de los diferentes fármacos que pueden tomar estas personas:
Todo lo mencionado anteriormente debe ser tenido en cuenta a la hora de valorar la capacidad de conducir de las personas con TDAH, siendo necesario que la persona conductora aporte un informe favorable tanto del personal psicológico como psiquiátrico.
Por ello, al tratarse de un trastorno relativamente nuevo todavía no se pueden establecer con exactitud los posibles efectos, tanto de la medicación como del trastorno en la conducción. Aunque si se ha podido establecer, que personas conductoras con TDAH tienen un mayor riesgo que la población que no padece este trastorno de sufrir un accidente de tráfico.
Actualmente se siguen realizando diversas pruebas de simulación de la conducción para determinar la influencia del TDAH en la conducción.
Como ejemplo: