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Un niño que lee
será un adulto que piensa
Ha llegado el momento de la lectura
Diez meses, un año…Nunca es demasiado pronto para comenzar a leer pequeños libros a tu bebé o para mirar los dibujos juntos. Siempre representa un gran placer para él acomodarse en tus rodillas y escucharte contar historias. Al cabo de las semanas, tu bebé aprenderá a volver las páginas de los pequeños libros, a hojear solo los libros de cartón y a reconocer ciertas imágenes que tú le enseñes.
Los bebés adora los libros y estos pueden enseñarles mucho. Al mirar imágenes, los niños pequeños desarrollan la atención visual y la conciencia de los detalles. Al escucharte, mejoran su vocabulario y su comprensión. Los libros estimulan su imaginación y ciertas historias dan un sentido a lo que ellos mismos están viviendo.
La biblioteca de tu bebé se compone de libros de cartón o de plástico, que puede manchar si lo desea; de pequeños libros de estampas y de algunos libros particulares.
El primer libro de imágenes
Es el libro esencial del bebé. Un buen libro de imágenes para los pequeños responde a unas exigencias precisas:
El libro de imágenes es un libro que él adora hojear, solo o acompañado, incansablemente. Recuerda los objetos de la casa, el biberón o la cuchara; reconoce al perro o al pájaro, aprende nuevas palabras…
Luego vienen los álbumes ilustrados…
Existen toda clase de álbumes ilustrados que son libros de cuentes cuya parte principal es un dibujo. Los podemos comprar o pedir prestados en la biblioteca. Abarcan estilos de ilustración muy diferentes: realista, fantástico, naif…
Muchas veces constituyen el primer contacto del niño con el mundo del arte. La mejor manera de animar a un niño a amar los libros es instalarlo en las rodillas o en los brazos y mirarlos juntos. La proximidad física y la intimidad compartidas forman parte del placer de este momento.
Sin duda, veréis la necesidad de definir un momento en el día, a menudo por la tarde antes de de acostarlo, para mirar un libro. Pero toda hora es buena, cualquier momento favorable es el indicado.
Los primeros libros traerán más imágenes que texto. El niño ama las historias repetitivas, en que las frases, muy rítmicas, vuelven de página en página con pequeñas modificaciones, que hablan de la vida de todos los días. Incluso si no comprende todavía todo, se deja mecer y seducir por la música de la historia y por determinadas situaciones que identifica.
No te creas siempre obligado/a a seguir el texto indicado: a veces las palabras son muy complicadas para el niño. En ese caso, cuenta según tu idea, contentándote en describir las imágenes y mostrando con el dedo aquello de lo que hablas. No vaciles en introducir el tono y el ambiente que despertarán la atención y el interés de tu niño.
Leer solo
Propicia también un momento en que tu niño pueda mirar solo sus libros, hojearlos en silencio. Al principio no hará más que jugar con el objeto, luego mirará las imágenes rápidamente. Pero progresivamente verás que lo hojeará correctamente y parecerá seguir y reconocer la historia que tú le habías contado. También, incluso si eso significa que durarán muy poco, es bueno que el niño tenga el libre acceso a sus libros. Explícale que los libros son objetos frágiles, que deben ser manejados con precaución.
¿Y si a él no le gustan?
Puede, sin embargo, que tu niño forme parte de esos que no pueden estarse quietos y a quienes los libros no les interesan en absoluto. O acaso solamente como objetos para desgarrar o comer. No te inquietes, porque solo se trata de un fenómeno transitorio.
Los niños se hacen lectores en los regazos de sus padres…