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A diferencia de lo que muchos creen, el consumo de azúcar no solo implica el añadirla al té o al café; el grave problema, y del que la mayoría de personas no presta atención, es el consumo de alimentos procesados con «azúcar añadido».
El azúcar añadido se encuentra básicamente en bebidas que ya vienen azucaradas, como los zumos artificiales, las bebidas gaseosas, las bebidas energéticas, entre otras, así como en diversos productos, ya sean cereales de desayuno, golosinas, bollería, etc. El lado negativo de los productos con azúcar añadido, como es el caso de las bebidas, es que generalmente aportan calorías vacías, lo cual quiere decir que su valor nutritivo es muy pobre.
Además de las caries dentales, el exceso de peso es una de las consecuencias de consumir mucho azúcar. Lo que ocurre es que si nuestro cuerpo no utiliza las calorías provenientes de los alimentos antes mencionados, el azúcar es metabolizado como grasa en nuestro cuerpo. Es así que la grasa se empieza a acumular, y uno sube de peso. Como consecuencia, el sobrepeso y obesidad aumentan el riesgo de sufrir diversas enfermedades, tales como las cardiovasculares, diabetes, cáncer, entre otras.
El exceso de azúcar también es perjudicial para el corazón, pues eleva los triglicéridos en el organismo, los cuales a su vez aumentan el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas. Asimismo, ciertos estudios han demostrado que el consumo excesivo de azúcar deprime el sistema inmunológico, con lo cual uno se vuelve más susceptible a enfermarse.
Ciertas investigaciones también sugieren que ingerir demasiada azúcar interfiere con el correcto funcionamiento de las hormonas que regulan el apetito, lo cual causa que uno coma en exceso y tenga antojos constantemente.
La American Heart Association y la Organización Mundial de la Salud recomiendan limitar el consumo diario de azúcar a 9 cucharadas (38 gramos) para hombres, y a 6 cucharadas (25 gramos) para mujeres.
Es importante controlar básicamente el consumo de azúcares añadidos. Se sugiere leer las etiquetas de las bebidas, y evitar las que tengan: jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, azúcar, miel, sucrosa, dextrosa, jugo concentrado de frutas, jarabe, etc. Lo recomendable es optar por azúcares naturales (como las frutas) y carbohidratos complejos, que también nos proporcionan energía, pero que son más saludables (pasta, cereales integrales, legumbres, etc.), beber más agua e infusiones sin azúcar, y en lugar de beber zumos de fruta, lo mejor es consumir la fruta entera. De esta manera uno aprovecha los beneficios de la fibra, y evita sobrepasarse con el consumo de azúcar y sus consecuencias para la salud.
Dr. Alberto Azzollini