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Entrenar es para toda la vida…
Como cada año en Primavera, miles de personas se embarcan en la aventura deportiva de inscribirse en un gimnasio. Pero este saludable propósito son muchos los que abandonan por el camino. Falta de motivación, de paciencia, siempre hay excusas que nos hacen cuesta arriba el cumplir con nuestra cita con la salud a través del ejercicio. Conocer algunos de los múltiples beneficios de practicarlo puede ayudar a que alguno se convenza definitivamente y de el paso de apuntarse al gimnasio definitivamente.
Son múltiples las virtudes que nos regala el deporte, visibles tanto en el plano físico como en el psicológico. Dentro del físico aparecen el fortalecimiento de estructuras (músculos, articulaciones, ligamentos, tendones…) y la mejora en la capacidad cardiorrespiratoria, lo cual supone un mejor aprovechamiento del oxígeno en el sistema circulatorio. Todavía dentro de los beneficios en el plano físico, se encuentra una mayor respuesta inmunológica ante infecciones, así como un retraso en la aparición de la artrosis o la osteoporosis, y el control de su avance; por otro lado colabora en la disminución del colesterol total y del colesterol LDL (malo), con aumento del colesterol HDL (bueno).
En el plano psíquico, y debido al agotamiento y la concentración en el esfuerzo a realizar, se encuentran beneficios tales como: eliminación de estrés y tensión, o la disminución del grado de agresividad, ira, ansiedad, angustia y depresión (gracias al incremento en la secreción de diferentes hormonas que contribuyen a la mejoría de las funciones del organismo). Por tanto, si lo que buscas es un desahogo a las largas y estresantes jornadas laborales, acudir a un gimnasio puede ser la actividad perfecta para soltar tensiones y olvidarte de tus problemas por un rato. Cuando salgas verás como te sientes mejor, más relajado y de mejor humor.
También es indiscutible la contribución humana que aporta el ejercicio. Los gimnasios son el marco perfecto para conocer gente, entablar conversaciones e interrelacionar con otras personas mejorando así nuestro componente humano.
A pesar de la obviedad, es indispensable el uso de ropa deportiva. En este aspecto, la comodidad precede a la moda. Busca prendas que transpiren bien y que te permitan libertad de movimientos.
Muy importante se antoja el calzado a emplear. Debe incorporar un sistema de amortiguación óptimo, máxime si se pretende correr en la cinta, hacer aeróbic, step, cardiobox, o cualquier otra actividad de impacto para el tren inferior.
Un complemento obligatorio es la toalla, ya no sólo para enjugar el sudor propio, sino para protegerse del extraño cuando se hace uso de máquinas y bancos, convirtiéndose así en un artículo de higiene indispensable a la hora de entrenar.
Siempre que se haga uso de máquinas o mancuernas, es conveniente utilizar guantes especialmente diseñados para ello. Estos guantes cumplen una doble función, por un lado la de ofrecer una superficie acolchada en el punto de agarre aliviando el dolor de la presión, y por otro la de evitar la aparición de callos y durezas en las manos.
Antes de iniciar cualquier tipo de rutina física, es indispensable realizar un reconocimiento médico. Este informe revelará cuáles son las capacidades y limitaciones del deportista. Una vez superado el reconocimiento médico, se debe acudir a un profesional en el campo del deporte en busca de la supervisión y seguimiento del entreno. En todos los gimnasios hay personal cualificado para estos fines: los monitores. Estas figuras, se adaptarán a los objetivos y capacidades de cada usuario personalizando la rutina de estos.
A pesar de que el tipo de entrenamiento vendrá condicionado por las metas a lograr, el inicio de todos los deportistas neófitos será común. Las primeras semanas se enfatizará sobre un trabajo esencialmente aeróbico (estimulación del sistema cardiovascular), acompañado de tonificación muscular global y ejercicios de estiramientos. Todo este proceso se hará de forma gradual y supervisada. Es importante que al principio todos los gestos técnicos sean corregidos a fin de no crear vicios posturales.
Igual de necesaria y vital es la hidratación. Durante el ejercicio físico, el cuerpo sufre un proceso de deshidratación, perdiendo líquidos en la transpiración, por ello, es recomendable llevar siempre una botella para mantener una buena hidratación durante todo el entrenamiento, previniendo de esta forma calambres, desvanecimientos o la insidiosa fatiga.
Los entrenos deberán ser lo más analíticos posibles, adecuándose a los objetivos y metas de cada persona. Estadísticamente, los usuarios de un gimnasio se pueden dividir en tres grandes grupos en función de los objetivos demandados:
En este caso el entreno irá enfocado a realizar ejercicios continuos de intensidad moderada. Son muy recomendables en este grupo las clases colectivas (aeróbic, funk, aerobox, spinning…) por su alto consumo calórico, y por el componente lúdico de las mismas. El trabajo aeróbico supondrá el grueso de la rutina diaria, acompañado, si es necesario, por ejercicios de musculación atendiendo a la siguiente fórmula: muchas repeticiones con poco peso.
Al contrario que en el anterior grupo, los aeróbicos para este objetivo no serán predominantes, quedando en un segundo plano, aunque sí son necesarios para una correcta función cardiaca y pulmonar. Si lo que buscamos es ganar peso o volumen recurriremos a los ejercicios de musculación, respondiendo a la fórmula: pocas repeticiones con mucho peso.
Si lo que se pretende es mantenerse en forma sin más, debido a su posición intermedia, este objetivo admitirá ambos sistemas de entrenamiento. Combinará trabajos aeróbicos y musculación en las mismas rutinas, ya sea adjuntándolas en una misma sesión, o intercalando los sistemas en días alternos.
Algunos consejos prácticos para no renunciar al gimnasio ni a una vida sana y físicamente plena:
El primer problema con el que se encuentra un deportista novel radica en las mismas causas de su inicio: su motivación. Ya sea por perder peso, por ganarlo, por problemas de salud, o por cuestiones profesionales, nunca se debe olvidar el motivo que originó el inicio de una vida activa. Si se tiene claro el porqué se hace ejercicio, y nunca se olvida, se podrá responder a la eterna pregunta: «¿qué pinto yo aquí?», o «¿para qué hago yo esto?».
Es de gran ayuda ir a con algún amigo para que te acompañe en tu aventura deportiva, de esta manera siempre tendrás un apoyo o un motivo más para acudir y no podrás decirte que te aburre ir solo al gimnasio. Otra opción muy recurrida es el mp3. Prepárate una buena sesión con una selección de tus canciones favoritas o al menos moviditas, para que te motiven a no parar de correr o pedalear y alcances tus objetivos de una manera amena al ritmo de tu música preferida.
La actividad deportiva requiere constancia, tesón, perseverancia, es decir, un tiempo de adaptación del organismo a la nueva rutina de entrenamiento hasta lograr resultados. Los problemas surgen cuando se persiguen resultados inmediatos, cosa harto imposible, y que hace aflorar las dudas y las frustraciones. Ten paciencia, si sigues los consejos de tus monitores y no abandonas el plan marcado los resultados llegarán.