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La belleza exterior atrae, pero la belleza interior cautiva…
La arrolladora llegada de las redes sociales ha reavivado, entre otros aspectos, el eterno deseo de la belleza prefecta (y muchas veces irreal) a la que ha aspirado y aún aspira la humanidad.
Según Emilio García Sánchez, profesor de Bioética en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) de Valencia y coordinador del libro Belleza fantasma y deporte a lo loco (Teconté, 2019), “Estamos asistiendo a un bombardeo mediático constante de iconos de belleza espectaculares y a un reclamo publicitario elevado para consumir belleza. Pero el problema está en que se trata de una belleza exagerada que nos incita a querer parecernos a esos iconos y a encajar con cierta ansia en el molde estético de moda. En la población juvenil, sin duda la más vulnerable a la presión cosmética, la comparación con modelos irreales, que además se reproducen en las redes sociales, genera un déficit estético que produce baja autoestima e insatisfacción corporal”. Y no puede tener más razón.
Como consecuencia, se intentan aumentar las actividades estética orientadas a la pérdida de peso; dietas; un elevado número de horas de práctica deportiva; y a procedimientos estéticos invasivos (cirugías, liposucciones…) y no invasivos (bótox, aumento de labios, decoración de uñas, depilación de cejas…). Además, se emplea un excesivo tiempo en el fotomontaje para la publicación de una fotografía en las redes. Esta es una clara manifestación de un comportamiento obsesivo.
Este profesor nos recuerda que el deseo de belleza y mejoría es un deseo humano, bueno y legítimo. Pero como en todo, esto, llevado al extremo, pierde el sentido: “Hoy vales tu imagen y el resto de aspectos de tu vida queda en un segundo lugar de importancia. Vivimos en un permanente desfile de modelos en el que nos están constantemente observando y evaluando. Las nuevas pasarelas son las redes sociales, en especial Instagram y Facebook, plataformas en la que a diario recibes aprobación o desaprobación por tu aspecto corporal que aparece en las imágenes que subes. Mucha gente ha quedado atrapada en los me gusta de sus fotos, y son dependientes de ellos para valorarse”, advierte.
POBLACIÓN DE RIESGO
Fundamentalmente, el mayor riesgo se centra en adolescentes y jóvenes porque se encuentran en una etapa de la vida en la que existe una muy alta necesidad de reconocimiento por parte de otros, y en especial, por parte de sus iguales. Necesitan sentirse valorados.
A juicio del profesor de Bioética: “El problema es que, por un lado, el reconocimiento se ha circunscrito a la valoración casi exclusiva de la imagen física. Me siento reconocido en mi vida si me dan muchos ‘likes’ y me dicen que estoy bien. Por otro lado, puede ser que los adolescentes, busquen refugios donde se les reconozcan al margen de su ambiente familiar, de su casa con los suyos. Si en casa, a lo largo del desarrollo de la infancia y adolescencia, no ha recibido adecuadamente el reconocimiento por parte de su familia, lo busca donde sea. Hoy ese refugio en donde habitan horas y horas son las redes”.
Se sienten más afectadas las mujeres que los hombres: el número de procedimientos estéticos diversos y la frecuencia a los que se someten es mayor en ellas. Pero número de hombres obsesionados con su imagen ha aumentado con respecto a hace 20 años.
DESEO VS PATOLOGÍA
¿Cómo diferenciar cuándo alguien ha cruzado la línea entre el ejercicio físico saludable y el deporte en exceso? García Sánchez describe los siguientes síntomas:
-Excesiva preocupación; aislamiento; aumento del número de horas ante el ordenador, el teléfono móvil, la tablet o en el cuarto de baño;
-Mayor número de horas encerrado en la habitación.
-Visitas al gimnasio casi a diario.
-Disminución de las relaciones sociales.
-Empezar a hacer ascos a determinados alimentos que aparecen en las dietas normales de cualquier familia y que no plantean ningún problema de salud.
-Preocupación con determinadas prendas de ropa. Exceso de dedicación a maquillarse o arreglarse para salir
En este sentido, es importante reflexionar: ¿Los retoques estéticos ‘enganchan’? “Está comprobado médica y psicológicamente que el deseo estético tiende al infinito porque uno siempre quiere mejorar otra parte nueva de su cuerpo. Uno siempre desea ser más atractivo de lo que ya es, más joven, más musculado, más sexy… El potencial adictivo es algo medible, reconocible en un buen número de tratamientos estéticos que no paran de aumentar en frecuencia de asistencia y diversidad. En Estados Unidos, el 30% de tratamientos es de personas que ya con anterioridad se habían hecho algo”, señala el profesor.
Se han multiplicado el número de beauty center, clínicas estéticas y gimnasios. La demanda es muy elevada. El experto añade que “las clínicas ayudan poco en este aspecto adictivo estético porque apenas informan del riesgo de adicción y porque, incluso, en no pocos casos ofrecen múltiples pack de procedimientos estéticos como oferta y, además, una vez que te registran te envían información frecuentemente de nuevas técnicas, productos y ofertas”.
¿VERSE BIEN O MAL FRENTE AL ESPEJO ES UNA CUESTIÓN DE AUTOESTIMA?
El hecho de tener una imagen corporal con la que estamos satisfechos influye sin duda nuestra autoestima; por esto es comprensible, legítimo y saludable el deseo de mejorar. El problema surge centramos toda nuestra autoestima sobre la belleza corporal.
García Sánchez subraya que “en la vida, además, tienen que funcionar bien otros aspectos más importantes: mi familia, mi trabajo, mis relaciones con los demás. Por tanto, hay que mirarse no solo en el espejo del baño, sino también en otros espejos que me digan si además de mi imagen corporal es necesario cuidar y embellecer otras facetas de mi vida. En definitiva, la belleza, así como la autoestima, debe ser integral, total, abarcar la vida entera y no una sola parte o un miembro. La belleza, sobre todo, debe de ir de dentro hacia fuera”.
CONSECUENCIAS DE LA OBSESIÓN POR LA IMAGEN CORPORAL
La consecuencia principal de la obsesión estética es la generación de una excesiva preocupación por la propia imagen corporal de la persona que siente que no se ajusta a los modelos estéticos de éxito. Esta preocupación conduce a un número creciente de personas a someterse a tratamientos estéticos frecuentes, a hacer dietas desaconsejables, ejercicios físicos poco controlados, etcétera. “Se hacen dependientes estéticos, o como yo denomino: vulnerables cosméticos, que conforman una nueva vulnerabilidad social”, defiende el profesor del CEU UCH.
Además, podemos caer en la distorsión sobre la propia imagen, que puede acabar en un trastorno dismórfico; trastornos de la conducta alimentaria (anorexia y bulimia) en gente joven. También se diagnostican casos de trastornos obsesivos compulsivos, vigorexia en chicos y depresión.
PROPUESTAS PARA RECUPERAR EL SENTIDO DE LA BELLEZA Y EL DEPORTE
Los autores del libro Belleza fantasma y deporte a lo loco ofrecen una serie de “recomendaciones de sentido común. Indicamos algunas de las que nos parecen más importantes”:
1. No midas tu felicidad o bienestar estético por el número de likes de tus fotos. Vales mucho más que lo que digan los otros sobre las fotos de tu cuerpo.
2. Descubre que todas las personas son hermosas, guapas, por el solo hecho de ser personas, libres, inteligentes, por vivir. No te obsesiones por conseguir lo que no tienes y los demás sí, porque no lo necesitas para ser feliz.
3. Ponte tu vida como vestido, porque tu vida con tu cuerpo es el mejor de los vestidos, el más hermoso de todos. Reconoce tu vida y tu cuerpo como el verdadero vestido que nunca pasa de moda, el que siempre es nuevo e irrepetible.
4. No mires fotos trucadas quedándote embobado o embobada. Entrénate en mirar rostros vivos de carne y hueso, que son los que de verdad impactan y seducen, los que enamoran el corazón.
5. Se puede abandonar Instagram y Snapchat y ser libre. De verdad, no es una debilidad. Rebélate a ser vigilado, secuestrado y atrapado entre las redes. Abdica de una vez de la ilusión estética virtual y decídete a vivir en la verdad de la belleza real, en la verdad de tu vida.
6. Haz deporte con moderación, asesorándote con expertos para llevar un buen plan de entrenamiento que te permita mantener la forma física, pero sin obsesionarte.
7. No sigas un plan que no está hecho para ti: no intentes imitar a los atletas de élite, porque sus marcas y sus ejercicios son superiores a lo que tu cuerpo puede soportar.
8. Fomenta y reconoce la diversidad corporal de las personas para así contrarrestar el único canon de belleza femenina asociado a la delgadez y el único canon de belleza masculina asociado al modelo fitness musculado.
Invertir más en educación familiar para advertir a los menores de los riesgos de exponer fotos íntimas o de acceder a determinados lugares de la red que son tóxicos y que les pueden dañar. La educación en valores, el diálogo y la confianza con nuestros hijos sigue siendo la mejor herramienta para prevenir este y otros riesgos…
Si buscas belleza, si quieres brillar, cultiva tu interior y ¡sonríele a la vida!