Sonrió. Humor negro.
-Estoy en una montaña rusa que no hace más que subir –me dijo.
-Y para mí es un privilegio y una responsabilidad subir ese camino contigo
–le contesté.
-¿Sería totalmente absurdo intentarlo?
-No vamos a intentarlo –le dije-. Vamos a conseguirlo.
Cuando una persona querida es diagnosticada con una enfermedad crónica, la familia y los amigos pueden llegar a sentirse abatidos al pensar que no hay nada que ellos puedan hacer para ayudar al enfermo.
Cuando nos dan la noticia de que una persona cercana tiene una enfermedad crónica, podemos sentirnos desesperados al pensar que no hay nada que podamos hacer para ayudar al enfermo. Sin embargo, según señala la APA (Asociación Americana de Psicología) esto no tiene por qué ser así.
En los últimos años, ha proliferando una gran cantidad de investigaciones que subrayan la importancia del rol que juega la familia y los amigos, a la hora de ayudar a los pacientes a sobrellevar una enfermedad crónica. Una persona enferma tiene la necesidad de sentir que se preocupan por ella.
Es de gran importancia la manera en que las personas interactúan con la persona y con su enfermedad. Hay una serie de recomendaciones a tener en cuenta con el fin de ofrecer el tipo de apoyo que necesitan:
- Evitar el secretismo en la familia. Tal y como recomienda la Asociación, “la honestidad es la mejor política”. En algunas ocasiones, tratamos de proteger a nuestras familias y seres queridos ocultando las malas noticias. Sin embargo, ocultar la enfermedad de una persona a la familia puede ser contraproducente. Lo ideal sería comunicarlo directamente y mantener un diálogo abierto a todos los miembros de la familia.
- Hacer partícipes a los hijos. A pesar de que la comprensión de la situación puede ser limitada, los niños valoran que se les informe acerca de lo que ocurre alrededor. En ocasiones, ante la falta de información, los niños pueden desarrollar ideas erróneas, fantasías que pueden llegar a ser mucho peores que la realidad, como por ejemplo, creer que ellos mismos son la causa de los problemas o de los acontecimientos que ocurren alrededor. Pueden llegar a tener la falsa creencia de que hicieron algo que causó la enfermedad o la muerte de uno de sus padres. Hay que evitar estas situaciones hablando con ellos, a través de un dialogo continuo, abierto y honesto. Hacerles ver que pueden preguntar y que tenemos predisposición para responder a sus preguntas. Este tipo de actuación puede aliviar en gran medida su grado de estrés. Además, los niños pueden ser una fuente inagotable de calidez y alegría para la persona enferma.
- Seleccione la información. No todo el mundo necesita saber acerca de su enfermedad o la de sus seres queridos (es importante saber dar malas noticias y hasta dónde informar de las mismas). Es importante seleccionar con quien se comparte esas noticas. Tenga en cuenta que, en algunos casos, algunas relaciones pueden crecer y otras alejarse o volverse más tensas. Por tanto, es fundamental que al compartir la información se sienta apoyado.
- Claro y concreto con la familia y los amigos, explicándoles la manera en la que pueden ayudarle. Las personas necesitamos sentirnos útiles, de modo que no debería avergonzarse a la hora de solicitar favores, tales como ayudar con la casa, los niños, la compra etc.
En resumen, si un ser querido tiene una enfermedad crónica:
- Infórmese sobre la enfermedad.
- Ayúdele con los recados y tareas diarias.
- Ofrézcale apoyo emocional pero absteniéndose de dar consejos que no le han pedido.
- Acompáñela al médico o a realizar cualquier trámite necesario.
- Ayúdele a cuidar de sí mismo y a mantener lo máximo posible su independencia.
“No desilusiones a quien estaría dispuesto a hacer cualquier cosa…por ti”