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Los accidentes de tráfico constituyen una causa de mortalidad de gran importancia en nuestro país y el consumo de sustancias que afectan a la capacidad de conducción influye en muchos de estos accidentes.

La mayoría de los conductores conocen el efecto del alcohol y las drogas, sin embargo hasta el 80% de quienes consumen medicamentos que pueden influir en la conducción desconocen esta circunstancia.

En este caso es tarea de los médicos advertir a los pacientes sobre los posibles efectos de cada tipo de medicación. En el caso de no ser así, hoy en día en los prospectos de los fármacos aparece un apartado dedicado a los posibles efectos que puede tener el fármaco en la conducción y uso de máquinas.

Entre los efectos posibles que pueden afectar a la conducción podemos señalar:

• Somnolencia y/o efecto sedante.
• Reducción  de reflejos y aumento del tiempo de reacción.
• Alteración de la percepción de las distancias.
• Hiperactividad e hiperreactividad.
• Alteración de la capacidad visual o auditiva.
• Pérdida de coordinación motora, espasmos y otras alteraciones a nivel muscular o neuromuscular.
• Confusión, aturdimiento, alucinaciones o modificaciones del comportamiento.

En el caso de que una persona en tratamiento experimentara cualquiera de estos síntomas deberá dejar de conducir y hablar con el médico sobre los efectos que le ha producido el fármaco y pensar en otro tratamiento que pueda ser compatible con la conducción.

Estos son los fármacos que implican un mayor riesgo en la conducción:

• Benzodiazepinas: Diazepam (Valium), lorazepam (Orfidal),  alprazolam…Producen sedación, disminución de los reflejos, alteración de la coordinación, del control de los movimientos y de la capacidad de seguir un objetivo móvil. Se desaconseja conducir durante las primeras horas siguientes a la administración de estos medicamentos.
• Antihistamínicos clásicos o de primera generación: carbinoxamina, difenhidramina, dimenhidrato…Los antihistamínicos de primera generación producen somnolencia, visión borrosa, alteraciones visuales y alucinaciones. El riesgo se considera inferior con los de segunda generación (ebastina, loratadina, cetirizina).
• Antidepresivos: Triciclicos : Amitriptilina (Tryptizol) Imipramina (Tofranil); IMAO:  Fenelcina (Nardil), Isocarboxazida (Marplan)Sedación, problemas de acomodación, hipotensión ortostática, fatiga, vértigos, alteraciones del comportamiento.
• Antiepilépticos: Carbamazepina, Fenobarbital…Pueden producir somnolencia, letargo, estados de confusión o aturdimiento, pérdida de memoria o concentración. Y la propia epilepsia  puede alterar las funciones motoras y cognitivas de los pacientes.
• Neurolépticos: Clorpromazina, Tioridazina… Somnolencia, sedación y visión borrosa.
• Analgésicos opiáceos: Buprenorfina, Codeina… Euforia, sedación, vértigos, disminución de la concentración y de las facultades cognitivas, pasividad.

No olvide preguntar o conocer los posibles efectos que su tratamiento habitual le puede producir a la hora de conducir.