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Mantenerse físicamente activa es imprescindible para tener una buena salud y minimizar los efectos de la menopausia sobre el organismo.
La menopausia es una etapa en la vida de la mujer que implica muchos cambios físicos y emocionales. Un estilo de vida adecuado que incluya la práctica regular de ejercicio y una dieta equilibrada, evitando el consumo de tabaco y alcohol, y descansando lo suficiente, ayuda a controlar el peso, a reducir la pérdida de masa ósea, y a mejorar ciertos síntomas asociados a este periodo como los sofocos, el insomnio y la irritabilidad, entre otros.
Y es que, aunque los beneficios del ejercicio físico se aprecian en cualquier momento de la vida, a partir de cierta edad mantenerse activa resulta imprescindible para reducir los trastornos asociados al proceso de envejecimiento, y la menopausia, que es una etapa especialmente delicada en la vida de la mujer, en la que puede verse afectada su autoestima por diversos factores como la pérdida de la capacidad reproductiva, la marcha de los hijos del hogar, sentirse menos atractiva físicamente…Practicar deporte favorece el bienestar emocional y disminuye el riesgo de sufrir depresión, una enfermedad mucho más frecuente en mujeres que en hombres, y es una forma estupenda de relacionarse con los demás.
-CAMBIOS EN EL CUERPO.
Algunos de los cambios físicos de esta etapa no se aprecian a simple vista, como la atrofia vulvar y vaginal o la disminución de útero y ovarios. Otros serán más apreciables, como la disminución del grosor de la piel, la pérdida de elasticidad o la mayor sequedad de la misma. También existe, como decimos, una disminución de la densidad ósea, lo que aumenta el riesgo de fracturas.
Por todo ello, la práctica de alguna actividad física no solo es recomendable, sino que resulta imprescindible para mantener una buena salud y minimizar los efectos de la menopausia sobre el organismo de la mujer. El deporte, además, estimula la liberación de endorfinas, sustancias que se producen en el cerebro y que provocan sensaciones placenteras, actuando positivamente sobre el estado de ánimo.
-EL EJERCICIO EN LA MENOPAUSIA.
Hacer ejercicio durante la menopausia conlleva los siguientes beneficios:
Mantener un peso adecuado:
Durante la menopausia se gana peso porque se acumula grasa y se produce un cambio en la distribución de la misma, que se fija especialmente en la zona abdominal. Para mantener el índice de masa corporal (IMC) apropiado y evitar esos michelines antiestéticos y poco saludables, es necesario compensar con una alimentación equilibrada y practicando ejercicio regularmente. Caminar a paso rápido durante 30 minutos diarios puede ser suficiente para mantener el peso ideal e, incluso, para ayudar a bajar de peso cuando sea necesario. No hay que olvidar que la obesidad es un factor de riesgo para numerosas enfermedades, como la diabetes mellitus.
Frenar la Osteoporosis:
La pérdida de masa ósea, que se inicia en la tercera década de la vida, se acentúa durante la menopausia, debido a la reducción del número de estrógenos. Para disminuir esta pérdida caminar también resulta positivo, porque aumenta la masa ósea y reduce el riesgo de fracturas. Los ejercicios de resistencia, como levantar pesas, las máquinas de remo, y estirar bandas elásticas, contribuyen al incremento de masa muscular y favorecen también la salud de los huesos.
Favorece el sistema cardiovascular:
Al realizar ejercicio mejora la circulación de la sangre y el retorno venoso, se reduce la tensión arterial, y se incrementan los niveles de colesterol HDL (bueno), al tiempo que se reduce el nivel de colesterol LDL (malo). Todo esto incide en un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como ictus o infarto de miocardio.
Mejora la capacidad pulmonar:
Al aumentar la capacidad pulmonar, los órganos del cuerpo reciben mayor oxigenación y sus funciones se optimizan. Practicar ejercicio, junto a una hidratación adecuada, mejora el aspecto de la piel. También facilita la movilidad intestinal y reduce la resistencia a la insulina, lo que supone un mejor control de la Diabetes Mellitus.
Influye positivamente sobre el estado de ánimo:
Con la actividad física se liberan endorfinas, hormonas que segrega el cerebro de manera natural, y que producen sensación de alegría y bienestar. De este modo, el deporte ejerce una acción protectora contra la depresión, los trastornos de ansiedad, el estrés, la irritabilidad, la disminución de la libido…
Ayuda a conciliar mejor el sueño:
El insomnio es otra de las molestias asociadas a la menopausia. El ejercicio incrementa la producción de Melatonina, una hormona implicada en la regulación de los patrones de sueño-vigilia. Sin embargo, no es aconsejable practicar deporte poco antes de irse a la cama porque podría dificultar el sueño. Es mejor hacerlo por la mañana o, si esto no es posible, al menos dos o tres horas antes de acostarse.
Mejora la coordinación y la agilidad:
Una rutina de ejercicios diaria aumenta la capacidad de coordinación, los reflejos y la agilidad, lo que previene las caídas y mejora el rendimiento físico en todos los ámbitos de la vida.